viernes, 27 de febrero de 2009

REFLEXOLOGIA PODAL


La reflexología podal, es una técnica que nos permite equilibrar la energía de nuestro cuerpo, ya que en los pies se refleja todo nuestro organismo y actúa por las terminaciones nerviosas, no solo la persona que recibe este masaje en los pies le agrada, sino también el trasmisor. En nuestras manos todos tenemos en distintos grados la bendición de la sanación, y eso produce AMOR tanto darlo como recibirlo, si hay algún tipo de malestar como ser de índole digestiva sabiendo correctamente usar esta técnica podemos dispersarlo con éxito.

También actúa como medicina preventina frente a la manifestación de un dolor nos dará la pauta de un desequilibrio energético, pudiendo resstablecer dicho equilibrio antes de que se instale la enfermedad.

Mi experiencia con dicha técnica con adolescentes con discapacidad mental, hizo enamorarme de ésta técnica, porque ellos al recibir este masaje con tanto Amor los resultados eran maravillosos.

martes, 24 de febrero de 2009

FRASES DE ACTITUD POSITIVA


FRASES DE ACTITUD POSITIVA.

Soy un ser amado y deseado.
Mis padres me adoran.
Mis padres se enorgullecen de mi.
Mis padres me animan y me alientan.
Me amo soy inteligente.
Soy una persona creativa y tengo talento.
Mi salud siempre es buena.
Tengo muchísimos amigos.
Merezco que me amen.
Gusto a los demás.
Me merezco ahorrar dinero.
Me gusta mi aspecto.
Me siento feliz con mi cuerpo.
Me merezco lo mejor.
Me acepto tal como soy.
Todo esta bien en mi mundo.
Hoy me amo más que ayer y me trato como una persona profundamente amada.
Cuanto más me amo más amo a los demás.
Soy sabia y hermosa amo lo que veo en mi.
Elijo amarme y disfrutar.
Soy una mujer independiente.
Soy responsable de mi vida.
Soy digna de amor y respeto.
Estoy dispuesta a aprender nuevas maneras de vivir.
Acepto el regalo del tiempo que paso sola.
Me siento completa y sana.
A PARTIR DE ESTE MOMENTO ELIJO ELIMINAR DE MI VIDA TODO PENSAMIENTO DESTRUCTIVO. TEMEROSO QUE ME IMPIDA SER UNA MUJER MAGNIFICA QUE ESTOY DESTINADA A SER.
AFIRMACIONES PARA AMAR TU CUERPO.

Amo mi cuerpo.
A mi cuerpo le encanta estar sano.
Mi corazón es el centro del amor.
Mi sangre tiene vida y vitalidad.
Amo todas las células de mi cuerpo.
Todos mis órganos funcionan perfectamente.
Lo veo todo con amor.
Mi cuerpo esta sano, curado y completo.
Me perdono por no haber tratado bien a mi cuerpo en el pasado.

miércoles, 11 de febrero de 2009

LA MEDALLA DE SAN BENITO



La Medalla de San Benito es un signo sagrado muy difundido entre los fieles católicos. Presenta de un lado la Cruz y del otro la imagen de San Benito Abad. Sobre la Cruz - y a su alrededor - se hallan escritas las letras iniciales de una oración ó exorcismo. La Medalla de San Benito recuerda a los fieles que la llevan consigo la presencia constante de Dios y su protección. El significado de las iniciales es el siguiente (texto latino y traducción):
Crux Sancti Patris Benedicti.
Cruz del Santo Padre Benito.
Crux Sancta Sit Mihi Lux
La Santa Cruz sea mi luz,
Non Draco Sit Mihi Dux
no sea el demonio mi guía.
Vade Retro Satana
¡Apártate, Satanás!
Numquam Suade Mihi Vana
no sugieras cosas vanas,
Sunt Mala Quae Libas
maldad es lo que brindas,
Ipse Venena Bibas
bebe tú mismo el veneno.
Breve historia de la Medalla
En la vida de San Benito escrita por San Gregorio Magno, el santo abad muestra una especial devoción hacia la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, signo de nuestra salvación. En uno de los milagros narrados por su biógrafo, un vaso que contenía veneno se quiebra cuando San Benito hace la señal de la cruz sobre él. En otra oportunidad, uno de sus discípulos fue perturbado por el maligno, y el santo le manda hacer la señal de la cruz sobre su corazón para verse librado. En su Regla de los monjes, San Benito indica que cuando un monje iletrado presenta su carta de profesión monástica ante el altar, debe usar como firma una cruz. Estos y otros indicios invitaban a los discípulos del abad San Benito a considerar la Cruz como una señal bienhechora que simboliza la pasión salvadora de Cristo, por la cual fue vencido el poder del mal y de la muerte.
Las investigaciones históricas sobre el origen de la Cruz-Medalla de San Benito han determinado que su difusión comenzó probablemente en la región de Baviera hacia el año 1647. En esa región, durante el proceso judicial seguido a unas hechiceras, éstas declararon que no habían podido dañar a la cercana Abadía de Metten, porque estaba protegida por el signo de la Santa Cruz. En dicho monasterio se hallaron pinturas con representaciones de la Cruz junto a las iniciales que acompañan a la Medalla. Pero las misteriosas letras no pudieron ser interpretadas hasta que en un manuscrito de la biblioteca se encontró la imagen de San Benito y la oración compuesta por las iniciales. En realidad, un manuscrito del siglo XIV procedente de Austria, que aún se conserva, parece haber sido el origen de la imagen y de la oración. En el siglo XVII un importante autor la tuvo por supersticiosa, debido justamente a los enigmáticos caracteres que acompañan a la imagen. Pero, en el año 1742 el Papa Benedicto XIV decidió aprobar el uso de la Cruz-Medalla de San Benito, y mandó que la oración usada para bendecirla se incorporase al Ritual Romano.
En el siglo XIX se dió un renovado fervor por la Medalla de San Benito. En los trabajos escritos de Dom Prosper Guéranger, abad de Solesmes, y de Dom Zelli Iacobuzzi, de la Abadía de San Pablo Extramuros (Roma), se estudia detenidamente el origen y la historia de la medalla. Desde este ultimo monasterio, verdadero foco de irradiación benedictina en aquella época, se difundió también la devoción a la Medalla. La representación más popular de la misma es la llamada "medalla del jubileo", diseñada en la Abadía de Beuron (Alemania), y acuñada especialmente para el Jubileo benedictino del año 1880, conmemoración del XIV centenario del nacimiento de San Benito. Los superiores benedictinos de todo el mundo se reunieron para aquella ocasión en la Abadía de Montecasino, y desde allí la Medalla se diseminó por todo el mundo.
Ver un trabajo más completo en el artículo publicado en:Coloquio nº4, año 1998: La Cruz de San Benito