LA radiestesia es conocida desde la antigüedad.:. El término radiestesia no fue acuñado hasta los años veinte por el abad francés Bouly. La palabra radiestesia esta formado por las palabras latinas "radius" (radiaciones) y "aisthesis" (sensación).
La fuerza y naturaleza de éstas radiaciones provocan "emanaciones", que es lo que se "desprende y esparce " en el ambiente, lo que a su vez es captado ó detectado por el radiestesista. Las detecciones de estas manifestaciones de las radiaciones, se hacen a través de instrumentos, siendo los más usados el péndulo y las varillas. En un principio, la gente dedicada a esta práctica recibió el nombre de "Zahorí" y se ayudaban para captar éstas emanaciones, de una vara de árbol en forma de "Y"; ésta se cortaba estando todavía verde, y los Zahoríes entonces, la sujetaban desde los extremos cortos de ésta, con el extremo más largo hacia el frente.
El Zahorí caminaba con la vara, captando las emanaciones, y cuando ésta se curvaba hacia abajo, le indicaba el lugar que se trataba de localizar. Generalmente, el uso que se le daba a la vara Zahorí suponía la localización de depósitos subterráneos de agua, elemento vital para la supervivencia en aquel entonces y también ahora. Posteriormente se popularizó éste sistema con la búsqueda de metales preciosos, objetos y personas perdidas.
Se usan Técnicas Radiestésicas para la captación de energías cósmotelúricas, localización de agua subterránea, fallas, red Hartmann, Curry, Peyré, chimeneas cosmotelúricas y ondas de forma. Esta técnica tiene un sin fin de aplicaciones, también se puede utilizar en distintas terapias como método diagnóstico.
GEOBIOLOGIA
El arte ancestral de la geobiología estudia nuestras relaciones del ser humano con el hábitat, y las implicaciones que tiene en su salud, conociéndose como la "medicina del habitat". Existen múltiples evidencias de que nuestros antepasados eran maestros en el arte de la geobiología, y vivían en total armonía con su entorno. No es por casualidad que los lugares más sagrados de la humanidad (monumentos megalíticos, pirámides, templos, catedrales,...) estén situados en zonas de fuerte actividad telúrica y alta concentración energética. Las zonas que registran radiaciones en cantidades nocivas para el ser humano se denomina geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas alteradas teluricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc) es el origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas
La fuerza y naturaleza de éstas radiaciones provocan "emanaciones", que es lo que se "desprende y esparce " en el ambiente, lo que a su vez es captado ó detectado por el radiestesista. Las detecciones de estas manifestaciones de las radiaciones, se hacen a través de instrumentos, siendo los más usados el péndulo y las varillas. En un principio, la gente dedicada a esta práctica recibió el nombre de "Zahorí" y se ayudaban para captar éstas emanaciones, de una vara de árbol en forma de "Y"; ésta se cortaba estando todavía verde, y los Zahoríes entonces, la sujetaban desde los extremos cortos de ésta, con el extremo más largo hacia el frente.
El Zahorí caminaba con la vara, captando las emanaciones, y cuando ésta se curvaba hacia abajo, le indicaba el lugar que se trataba de localizar. Generalmente, el uso que se le daba a la vara Zahorí suponía la localización de depósitos subterráneos de agua, elemento vital para la supervivencia en aquel entonces y también ahora. Posteriormente se popularizó éste sistema con la búsqueda de metales preciosos, objetos y personas perdidas.
Se usan Técnicas Radiestésicas para la captación de energías cósmotelúricas, localización de agua subterránea, fallas, red Hartmann, Curry, Peyré, chimeneas cosmotelúricas y ondas de forma. Esta técnica tiene un sin fin de aplicaciones, también se puede utilizar en distintas terapias como método diagnóstico.
GEOBIOLOGIA
El arte ancestral de la geobiología estudia nuestras relaciones del ser humano con el hábitat, y las implicaciones que tiene en su salud, conociéndose como la "medicina del habitat". Existen múltiples evidencias de que nuestros antepasados eran maestros en el arte de la geobiología, y vivían en total armonía con su entorno. No es por casualidad que los lugares más sagrados de la humanidad (monumentos megalíticos, pirámides, templos, catedrales,...) estén situados en zonas de fuerte actividad telúrica y alta concentración energética. Las zonas que registran radiaciones en cantidades nocivas para el ser humano se denomina geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas alteradas teluricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc) es el origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas
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