sábado, 18 de septiembre de 2010

Perder el caballo. (es bueno o es malo?)

PERDER EL CABALLO


Un campesino vivía con su hijo en la montaña cuidando animales. De todos, el caballo era el que más necesitaba para realizar los trabajos diarios.

Una mañana, cuando el muchacho salió a trabajar, noto con desconsuelo que el caballo se había marchado.

El padre le dijo “No te preocupes, hijo, tal vez no sea malo que se haya marchado”. El joven quedó desconcertado.

A los pocos meses, el caballo volvió a la granja, acompañado por una yegua. El hijo feliz, avisó enseguida a su padre. Éste lo miro con desconfianza y le aconsejo: “hijo, no debemos apresurarnos en suponer que éste sea un buen presagio”. El joven no pudo evitar una expresión de extrañesa ante esas palabras.

Al poco tiempo, el hijo cayó de la yegua y la lesión le dejó una leve renguera. Ante sus continuas quejas , el padre le pidió: “Por favor no te lamentes, todavía no sabemos si esta caída es un mal augurio”. Una vez más, el muchacho no comprendió la actitud precavida de su padre.

Tiempo después, el ejército pasó reclutando jóvenes para ir a la guerra. A causa de su renguera el joven no fue seleccionado. El padre, entonces le dijo:”Hijo mío la paciencia y la serenidad son necesarias para evaluar correctamente, los hechos que suceden en nuestras vidas”

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